domingo, 11 de julio de 2010

Coste de oportunidad

¿Qué habría ganado si los recursos destinados a aquello a lo que los he destinado, los hubiese dedicado a otra cosa? ¿A qué renuncio cuando decido hacer lo que hago?

Por ejemplo, cuando destino 40 € de mi presupuesto a comprar dos polos, estoy renunciando a adquirir en ese momento, dos libros que me alegren la semana.

Se trata del eterno problema de asignar unos recursos limitados a aquello que creemos que nos produce mayor satisfacción en el momento de tomar la decisión. A esto se le llama coste de oportunidad.

En muchas ocasiones en lo que a nuestra actitud se refiere, actuamos basándonos en creencias limitantes. Nos movemos dirigidos por el miedo al que dirán, por la comodidad, por un sentido de falsa seguridad, por la falta de compromiso con nosotros mismos o con los demás, por el egoísmo...

Una buena forma de evitar actuar de esta manera puede ser la de introducir costes de oportunidad que nos permitan cuestionar estas creencias: ¿qué pasará si sigo pensando de esta manera? ¿Cambiaré alguna cosa haciendo esto? ¿Qué me estoy perdiendo de mi mismo con esta actitud? En definitiva, buscar el coste que nos está generando actuar de la manera en que lo estamos haciendo. Sustituir nuestras viejas creencias por nuevos paradigmas que nos animen a dar los pasos que anhelamos y hacer aquello que nos llena y que nuestro cerebro reptiliano nos evita realizar.

Esta idea surge después de un sábado de preguntas y reflexiones en el seminario de Raimon Samsó “Coaching inmediato” en Barcelona. Sólo tengo palabras de agradecimiento y admiración para alguien que transmite tanta pasión y honestidad en lo que hace.

A todos los que en algún momento de vuestro día transmitís pasión y amor en lo que hacéis, ¡gracias! porque ponéis (ponemos) un grano de arena para hacer de este mundo algo más transparente.

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