miércoles, 27 de junio de 2012

¿Qué elijes?




Varias veces me ha venido a la cabeza estos días la expresión que leí en un libro de Murakami "el dolor es obligatorio, el sufrimiento es opcional". Es una frase sencilla y que como todo lo sencillo contiene mucha más información de la que aparenta.

Cuando algo que nos hace sufrir nos ocurre hemos de aceptarlo. Pero no sólo eso, hemos de aprender lo que eso que nos pasa nos enseña y sólo de nosotros depende la lectura que hagamos de lo que nos suceda. Evitar que ese dolor que nos ha de llevar al aprendizaje se transforme en sufrimiento depende de nuestra capacidad de interpretar lo que nos sucede. A lo largo de la vida siempre saldrán a saludarnos el dolor y el error y de nosotros dependerá hacer una lectura que nos permita ir desde el análisis al aprendizaje, para mejorar y no ahogarnos en el sufrimiento.

jueves, 21 de junio de 2012

Gracias


Hoy no hablaré de actitud, de esfuerzo, de ánimo, de ganas de hacer cosas, de determinación, de productividad o de cosas que se le parezcan.
 
Hoy me apetece hablar de sentimientos. Sentimientos que son de gratitud. Sólo me cabe agradecimiento para todos y cada uno de los que durante una buena pila de años han compartido su día a día conmigo. De todos y cada uno de ellos he aprendido algo. Con ellos he pasado buenos y malos momentos. Nos hemos reído y hemos llorado, hemos compartido casi de todo. Nos hemos enfadado (muy pocas veces) y nos hemos reconciliado. Hemos tenido la suerte de tenernos unos a otros. Hemos formado un equipo humano de los que sabes que es muy difícil volver a encontrar. No hemos sido perfectos, que duda cabe, pero hemos estado unidos. Este sentimiento de unión me ha hecho crecer. Sé que ahora soy mejor persona que antes. Y esto os lo debo a todos y cada uno de vosotros. Gracias por haber contribuido a hacer de mi parte de lo que soy.
 
Ahora toca que sigamos caminos diferentes, y de nosotros depende que por muy distintos que sean nuestros rumbos no dejemos de tenernos unos a otros.
 
Creo que hoy es un buen día para reconocer abiertamente mi agradecimiento más sincero. ¡Gracias de todo corazón!

martes, 12 de junio de 2012

Es algo más que una suma


Hace unos días la contra de La Vanguardia publicaba una entrevista en la que el entrevistado hacía la reflexión de que para que un mayor número de personas trabajase era necesario repartir el trabajo. Literalmente decía: "trabajar menos, trabajar todos". Esto me llevó a recordar la idea de que la economía no es un juego de suma cero. O dicho de otro manera, lo que uno gana no tiene que venir necesariamente de la misma pérdida de otro. E igualmente, la solución al problema del desempleo no pasa por repartir el trabajo. Esta conclusión es demasiado reduccionista y olvida consideraciones que hay que tener presentes.

Por ejemplo, ante un aumento de la productividad (hacer más con los mismos recursos) podemos pensar por la misma regla de tres, que se puede producir una disminución del empleo en la misma proporción, y esto no es así. Normalmente se produce el efecto contrario: un aumento de productividad lleva aparejado un aumento de los salarios (directa o indirectamente) que favorece el aumento del consumo y con ello el aumento del empleo.

Otro ejemplo de cómo algo tan sencillo como reducir la jornada laboral con un buen propósito puede tener un efecto contrario al deseado. Supongamos que me reducen la jornada laboral a la mitad, pero que el sueldo no se reduce en la misma proporción. Lo que se está consiguiendo es aumentar los costes laborales y con ello el coste del producto o servicio que mi empresa vende, lo que a su vez hará menos atractiva también la demanda de trabajo por parte de la empresa. Y a esto le podemos sumar el efecto que en el trabajador puede tener la reducción de la jornada laboral. No necesariamente hará un uso de la mayor disponibilidad de ocio que esto le pueda suponer, sino que puede buscar otro trabajo para complementar el primero, lo que sumado a lo anterior se traducirá en una menor disponibilidad de empleo para los nuevos trabajadores, es decir, justo el efecto contrario al buscado.

Esto son sólo dos ejemplos que ponen de manifiesto que los modelos económicos actuales son algo bastante más complejo que sumar y restar. Han de tener en cuenta un buen número de variables y la interacción entre ellas en el momento actual y en el futuro, y en consecuencia, hemos de ser más exigentes cuando buscamos explicaciones a una determinada cuestión. 

Y es aquí como casi siempre cuando la cosa se complica. Un mayor grado de exigencia implica más dedicación y tiempo para analizar las cosas. Algo que pocas veces estamos dispuestos a dar.

domingo, 3 de junio de 2012

Importancia y responsabilidad


La responsabilidad de ganar o perder un partido siempre recae sobre el que juega, pero hay una suma de elementos que contribuyen a hacer que el que compite, lo haga en las mejores condiciones posibles. Para Rafa Nadal, que tiene la responsabilidad de ganar, seguro que es de una gran importancia la persona que realiza el cordaje de sus raquetas, sin cuya colaboración sus triunfos serían más complicados.

Esto en más de una ocasión se olvida en muchos ámbitos y restamos (consciente o inconscientemente) importancia a las personas que realizan trabajos que quizás no tengan un elevado grado de responsabilidad, pero sin los que el éxito del conjunto sería poco probable. Y es aquí donde aparece el espíritu de grupo, el sentimiento de equipo. Sin algo tan aparentemente sencillo como reconocer la importancia del trabajo de los demás, de todas y cada una de las personas que participan en un proyecto, la consecución del objetivo puede ser menos probable. Sobre todo en lo que se refiere a su implicación en proyectos futuros.

Aceptar y reconocer que todo éxito es el resultado de un trabajo en equipo es determinante para garantizar la implicación futura de las personas que participan en ello. Algo que parece tan evidente, demasiadas veces cae en saco roto y se ve ahogado por una visión más individualista o clasista de lo que supone sacar un proyecto común adelante. Y para hacerlo común no cabe sino reconocer la importancia de cada una de las piezas que intervienen en él.