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martes, 12 de junio de 2012

Es algo más que una suma


Hace unos días la contra de La Vanguardia publicaba una entrevista en la que el entrevistado hacía la reflexión de que para que un mayor número de personas trabajase era necesario repartir el trabajo. Literalmente decía: "trabajar menos, trabajar todos". Esto me llevó a recordar la idea de que la economía no es un juego de suma cero. O dicho de otro manera, lo que uno gana no tiene que venir necesariamente de la misma pérdida de otro. E igualmente, la solución al problema del desempleo no pasa por repartir el trabajo. Esta conclusión es demasiado reduccionista y olvida consideraciones que hay que tener presentes.

Por ejemplo, ante un aumento de la productividad (hacer más con los mismos recursos) podemos pensar por la misma regla de tres, que se puede producir una disminución del empleo en la misma proporción, y esto no es así. Normalmente se produce el efecto contrario: un aumento de productividad lleva aparejado un aumento de los salarios (directa o indirectamente) que favorece el aumento del consumo y con ello el aumento del empleo.

Otro ejemplo de cómo algo tan sencillo como reducir la jornada laboral con un buen propósito puede tener un efecto contrario al deseado. Supongamos que me reducen la jornada laboral a la mitad, pero que el sueldo no se reduce en la misma proporción. Lo que se está consiguiendo es aumentar los costes laborales y con ello el coste del producto o servicio que mi empresa vende, lo que a su vez hará menos atractiva también la demanda de trabajo por parte de la empresa. Y a esto le podemos sumar el efecto que en el trabajador puede tener la reducción de la jornada laboral. No necesariamente hará un uso de la mayor disponibilidad de ocio que esto le pueda suponer, sino que puede buscar otro trabajo para complementar el primero, lo que sumado a lo anterior se traducirá en una menor disponibilidad de empleo para los nuevos trabajadores, es decir, justo el efecto contrario al buscado.

Esto son sólo dos ejemplos que ponen de manifiesto que los modelos económicos actuales son algo bastante más complejo que sumar y restar. Han de tener en cuenta un buen número de variables y la interacción entre ellas en el momento actual y en el futuro, y en consecuencia, hemos de ser más exigentes cuando buscamos explicaciones a una determinada cuestión. 

Y es aquí como casi siempre cuando la cosa se complica. Un mayor grado de exigencia implica más dedicación y tiempo para analizar las cosas. Algo que pocas veces estamos dispuestos a dar.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Precariedad laboral: cómo desperdiciar talento

Evolución de la tasa de desempleo en España

Acabo de leer un post que pone de manifiesto uno de los graves problemas que afectan al mercado laboral de nuestro país: la temporalidad. 

Y es que este tipo de contratos son los que se usan mayoritariamente por las empresas, especialmente en tiempos de crisis, para poder ajustar sus plantillas a las condiciones de mercado de la forma más flexible posible. Un dato a mi juicio escalofriante es que sólo en torno al 10% de los contratos que se firman son indefinidos y sólo un 1% de los temporales lo fueron por más de un año.

Parece que uno de los factores que influyen en esto puede ser el elevado coste de despido que existe en nuestro país, que dobla la media europea. Pero curiosamente en Alemania, donde el desempleo es menos de la mitad que en España, el coste por despido es aún mayor. Quizás haya pues alguna variable más que explique qué pasa en nuestro país. Y es aquí donde la cosa se pone más interesante, ya que entra en juego la rigidez o flexibilidad laboral. Este concepto engloba más aspectos que el coste del despido: la dificultad para contratar, la rigidez de los horarios de trabajo, la dificultad de despido y las semanas de indemnización por despido. Si a lo anterior sumamos las dificultades para montar un negocio en nuestro país (en tiempo y en coste), tenemos un conjunto de variables que nos permiten explicar mejor porqué la tasa de desempleo dobla la media de los países de la OCDE.

Abaratar los costes del despido no es la panacea para reducir el desempleo. Sólo actuando en el conjunto de las variables anteriores será posible mejorar nuestro mercado laboral:

  • Reducir los trámites para montar una empresa, el número de días, así como el coste inicial que ésto conlleva.
  • Flexibilizar los horarios y adecuarlos a las condiciones del mercado
  • Introducir un contrato laboral indefinido único que termine con la clara dualidad de nuestro mercado laboral y que los días de indemnización vayan aumentando de forma progresiva en el tiempo y que vayan en una "bolsa con el trabajador" para evitar el inmovilismo que también nos afecta y que perjudica nuestra competitividad.
  • En definitiva, conseguir que los empresarios puedan contratar y despedir con facilidad sin que el trabajador se sienta protegido y se ponga el acento en su formación continua (políticas activas de empleo).

Medidas que en cualquier caso necesitan de algo fundamental en todos nosotros: un cambio de mentalidad sin el que no dejaremos de estar en el pozo donde ahora nos encontramos.