sábado, 23 de marzo de 2013

BCN 2013 - Marathon Experience


El día empezó nublado y lluvioso, como un presagio de lo que se avecinaría unas horas después. Mi cuerpo me decía que las sensaciones no eran todo lo buenas que esperaba, pero mi mente se aferraba a la idea de poder conseguir el objetivo de terminar mi segunda maratón en la barrera de las 3h30'.

Comenzaba la batalla cuerpo vs mente.

8:30 de la mañana. Casi 19.000 corredores estamos listos para comenzar a dar zancadas que nos conduzcan hacia la meta 42km y 195 metros después; entrada triunfal deseada por cada uno de nosotros.

Primeros kilómetros de rodaje y las buenas sensaciones que me acompañan me permiten fantasear con la idea de terminar bien entero y disfrutando de la carrera. Me encamino con paso firme hacia mi objetivo. Nube de fantasías que me ayudan a seguir mi camino con determinación y con la seguridad de conseguir mi "target". Me enfilo así hacia la primera mitad de la carrera, con el crono benévolo que marca el tiempo medio estimado: 5'05". Bravo campeón! Vas directo a la gloria! Pero olvidaba que era demasiado pronto para cantar victoria. Una cruda dosis de realidad empezará a poner las cosas en su lugar en pocos kilómetros. Las molestias en el isquio de la pierna izquierda que empezaron hacen unos meses y que nunca han dejado de estar ahí, me saludan con fuerzas renovadas a partir del 25K. Lo que parecía un camino de rosas hacia el éxito empieza a convertirse en algo que se asemeja más a un camino de penitencia, que quizás busca no desentonar con las fechas que se avecinan.

Los kilómetros se suceden y crecen a la par que mi estado físico comienza una caída libre que parece no tener fin, y que lo bate en una franca retirada a pesar de los intentos de mi mente por mantenerme en primera línea de batalla.

30K: Sólo faltan doce kilómetros. A un ritmo medio en decadencia que ronda los 6'/km dentro de una hora habré atravesado la línea de meta. Vamos! No te traiciones a tí mismo! Puedes hacerlo! No te rindas! Frases que se van repitiendo a modo de mantra y que me ayudan a seguir adelante, a pesar de que mi cuerpo me diga lo contrario y casi esté a punto de tirar la toalla. Por mi cabeza empiezan a pasar imágenes de las personas que quiero. Tengo su apoyo y no puedo fallarles dejando de correr. Me presiono para no abandonar. Pongo a los demás como excusa, cuando en realidad es mi orgullo el que me impide parar. Siento que mis piernas se han convertido en lastres que harán que los kilómetros que quedan sean toda una Odisea.

Sólo faltan dos kilómetros para terminar. Serán los peores metros de mi corta vida como corredor popular. Llevo demasiado tiempo comprobando como decenas de corredores me adelantan. Me dejan atrás. La frustración me invade, pero sólo faltan unos minutos para cruzar la tan ansiada línea de meta. Mi ritmo ronda los 7'/km. Nunca antes me había sentido tan cansado.

Por fin! Después de una recta interminable el ansiado momento llega y atravieso la línea de meta 3h y 57' después del inicio de una carrera en las que me las prometía muy felices y que se ha convertido en una dura prueba contra mi mismo y mi capacidad de sufrimiento. 30' por encima del objetivo marcado que pesan como una losa. Dura cura de humildad. Cruda realidad que hace que sienta una tremenda decepción conmigo mismo. Aparecen los minutos de los reproches, del desánimo. Me repito una y otra vez que he hecho una mala planificación del entrenamiento y de la carrera. Que la falta de realismo y el exceso de confianza me han vencido. He subestimado la distancia de Filípides.

Sólo después de un buen rato y con algo más de calma, reflexiono y pienso más positivamente. He aprendido una manera de no preparar y no correr una maratón. Una lección que no olvidaré.

"Correr no se trata de ganar o perder, tampoco se trata de gloria o de objetivos conseguidos. Sólo se trata de no rendirse".

viernes, 21 de diciembre de 2012

El valor de correr

 
Más de un valor podemos encontrar en algo tan sencillo y gratificante como correr...

Espíritu de superación, cuando el primer pensamiento que acude a tu cabeza cuando acabas una carrera, sea el de mejorar el tiempo y las sensaciones para la siguiente.
Constancia y perseverancia, cuando suena el despertador un domingo a las siete de la mañana y te levantas, en lugar de seguir arropado en la cama un rato más, porque tienes que hacer la tirada larga de la semana.
Compañerismo, cuando un compañero de entrenamientos tira de ti en unas series y te anima, y saca lo mejor de ti, mientras corre a tu lado.
Esfuerzo, cuando al acabar la semana compruebas que has completado los kilómetros de rodaje esperados, en busca de tu objetivo.
Voluntad, cuando te planteas y visualizas ese objetivo y empiezas a planificar tus entrenamientos para conseguirlo.
Determinación y motivación, cuando sabes que durante los días de frío y lluvia que se avecinan seguirás saliendo a entrenar.
Ilusión, cuando compruebas que el esfuerzo ha valido la pena, que cruzas la meta cumpliendo tu objetivo, y lo has dado todo para conseguirlo, y una sonrisa se dibuja en tu cara, y también alguna que otra lagrimilla recorre tu cara cuando te abrazas con un compañero de fatiga, que sabe igual que tú lo que ha supuesto el esfuerzo realizado.


¡Dos en uno! Disfrutar de un deporte tan agradable como correr y además poder fomentar una serie de valores que no nos vienen nada mal.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Optimismo = acción


Ser optimista no es pensar ingenuamente que las cosas irán bien por si solas sin necesidad de hacer nada.

Ser optimista es una actitud que te lleva a la acción, a luchar con uñas y dientes por salir adelante de una situación que no te satisface, en un momento dado. Aquí reside el valor del optimismo, en que te lleva a actuar. O quién sabe, quizás sea al revés y sean las personas activas las que disfrutan de un mayor nivel de optimismo (el dilema del huevo y la gallina). En cualquier caso, lo contrario, el pesimismo, nos guía a la inacción, la queja y convencernos de que por mucho que hagamos, todo sequirá igual. Excusa perfecta que nos permite no reprocharnos nuestra actitud y falta de acción.

Merece la pena esforzarse por lo primero. Aunque a veces una sombra de pesimismo me nuble el día, pienso que al final siempre sale el sol.

martes, 25 de septiembre de 2012

Corre Forrest, corre!


Todo pasa demasiado rápido, pero paradójicamente cuando corres, el tiempo tiene otro ritmo. Cuando corro puedo estar conmigo mismo, dedicándome algo de tiempo. A pensar y dar vueltas a las ideas que me pasan por la cabeza, a evadirme y dejar la mente en blanco completamente o a procurar mantener el ritmo, no aflojar y llegar al tiempo que persigo. A disfrutar en definitiva.

Además me sirve para ponerme objetivos, y saber que soy capaz de alcanzarlos. Realizar un plan de entrenamiento y poner los medios para conseguir lo que quiero. Seguir un plan que me permitirá, con dedicación y esfuerzo, alcanzar la meta que me propongo. Superarme a mi mismo.

Corro porque además de ser saludable y disfrutar cuando lo hago, me ayuda a ser mejor persona. Corro porque si no lo hiciese, sentiría que he perdido algo, alguna cosa importante de mi.

Y al terminar de correr, pienso en el siguiente entrenamiento, en la siguiente carrera, en el siguiente reto, en el camino que aún me queda por recorrer.

domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Qué harías si...?

 
¿Qué harías si hoy fuese tu último día?

Es una buena pregunta que hacernos cada mañana cuando nos miramos al espejo. Es directa y nos hace recordar algo que casi nunca tenemos presente.

Nunca sabemos que nos espera a la vuelta de la esquina y hemos de ser conscientes de esto y lo que es más importante, ser conscientes de nosotros mismos. Saber quiénes somos, qué queremos, no rendirnos, perseguir nuestros sueños y nuestras metas, sin aceptar un no por respuesta, dando lo mejor de nosotros mismos, sin olvidarnos de que los demás también esperan nuestra mejor versión. Sin enfados, sin malos rollos. Porque nadie nos garantiza que mañana estemos de nuevo aquí para pedir una disculpa, para volver a intentarlo, para hacer aquello que dejamos pendiente para otro momento.

Lo que para cada uno es importante (que no urgente) reclama nuestra atención.
¿Lo escuchas?

jueves, 13 de septiembre de 2012

¡Vuelta al cole!

 
Después de un mes sin dejarme caer por el blog, ya es hora de retomar el ritmo normal y volver a escribir las ideas que durante estos días me han rondado por la cabeza. Así que comenzaré por la última. 

Hacía tiempo que esperaba la publicación en castellano del libro "Why nations fail" desde que leí la reseña del libro en la revista "Finanzas y Desarrollo" . En el libro se argumenta y desarrolla la idea del peso de las instituciones y de la política de un Estado en el crecimiento y el desarrollo económico del país, y en consecuencia de los ciudadanos. Cómo las instituciones pueden estar orientadas a garantizar la libertad de acción de los ciudadanos y su seguridad jurídica o por el contrario, orientadas a favorecer a determinados grupos y oligarquías, lo que genera desigualdad entre los habitantes de un país. Y cómo el peso de la historia es determinante en la manera en que un país elige las instituciones de las que se dota.

Las noticias casi cada día nos ofrecen ejemplos que ratifican esta idea. Sin ir más lejos el asesinato de varios miembros del cuerpo diplomático de EE.UU. en Libia, la extensión a otros países de las represalias por una película en la que se insulta a Mahoma, son un claro ejemplo de cómo la falta de instituciones sólidas y dirigidas a aumentar el bienestar de los ciudadanos son determinantes a la hora de explicar el por qué del retraso de unos países con respecto a otros. Hace poco la primera árabe era un ejemplo de cómo los ciudadanos de varios países se revelaban contra unas oligarquías que habían gobernado durante años de espaldas al pueblo. Lamentablemente parece que en el camino, parte de estos mismos ciudadanos pretenden articular nuevos Estados en los que se sustituye una vieja oligarquía por otra nueva con fuerte calado religioso, en la que sigue existiendo una clara falta de elementos de Estado fuertes y garantes de la libertad y seguridad de las personas, lo que deja paso al dominio de la arbitrariedad, el sesgo y por añadidura el retraso y la falta de bienestar.

Ejemplos no faltarán para ilustrar la idea que se desarrolla en este libro. Buena lectura!

viernes, 10 de agosto de 2012

Compromiso


En lo que hacemos, sin una buena dosis de compromiso e implicación, es difícil que podamos obtener un resultado satisfactorio. Para mi es un elemento clave. Cuando lo dejamos de lado hacemos las cosas casi de forma automática, sin concederles demasiada importancia y con desgana, lo que nos lleva directamente al fracaso o la mediocridad. Cuando existe el compromiso actuamos de forma plena y consciente, poniendo todo lo que está en nosotros, sin que exista espacio para el reproche.
 
Es la falta de compromiso lo que muchas veces nos lleva a actuar por debajo de nuestras posibilidades, a hacer las cosas para cubrir el expediente y no con la intención de hacerlas lo mejor posible, lo que nos conduce a la frustración o la impotencia.
 
Seguro que tenemos ejemplos de cómo actuamos CON y SIN compromiso. Seguro que somos capaces de analizar los resultados en una y otra situación. Seguro que vemos la diferencia de cómo nos hemos sentido con nosotros mismos en ambas circunstancias. Mira a qué conclusión llegas y dime si prefieres dejar o no de lado el compromiso como actitud clave en tu día a día.