sábado, 3 de diciembre de 2011

Líder tóxico (El anti-líder)


Un dato curioso que he escuchado: España está en el puesto 26 en el ránking de calidad directiva a nivel mundial y sin embargo tres de sus escuelas de negocios se encuentran entre las 10 primeras de Europa y entre las 35 mejores del mundo.

A partir de este dato lo primero que se me ocurre pensar es que los fundamentos técnicos parecen estar bien asentados y contar con una elevada calidad, pero que sin embargo algo falla cuando hablamos de gestionar equipos humanos. O dicho de otro modo, la manera de conseguir que la gente se encuentre a gusto y cómoda en su trabajo deja bastante que desear.

Y es en este punto donde es donde se pone manifiesto la falta de liderazgo.

Es fácil recordar la sensación que sentimos cuando andamos con una piedra en el zapato. Nos sentimos incómodos, seguimos andando eso sí, pero llega un momento en que la sensación es tan desagradable que tenemos que parar y sacarla del zapato para poder continuar.

Una persona tóxica produce esa misma sensación. En dos palabras: nos molesta. Impide que demos lo mejor de nosotros, no potencia nuestra creatividad, actúa muchas veces de forma impulsiva y transmite fuertes dosis de negatividad. Es como esa piedra en el zapato. La falta de seguridad y de autoconocimiento pueden ser algunas de las fuentes de las que se alimenta el anti-líder. 

Demasiadas veces nos encontramos con personas que tienen amplios conocimientos técnicos acerca de alguna materia pero que fallan estrepitosamente liderando equipos. Olvidamos que no podemos obviar que una de las principales asignaturas que hemos de tener presente es la de conocernos a nosotros mismos. Sin ella no podemos ser capaces de equiparar los dos ránkings anteriores. Parece pues que tenemos una asignatura pendiente y que nos llevará algún tiempo y mucho esfuerzo poder recuperarla.

Esperemos que el cambio de mentalidad que necesitamos vaya calando poco a poco en cada uno de nosotros. Sin ser nuestros propios líderes, sin conocernos a nosotros mismos, no podremos contribuir a hacer que aflore el cambio que deseamos.

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