miércoles, 23 de mayo de 2012

Comunicar


Hacer a otro partícipe de lo que uno tiene. Esta es la primera acepción que aparece en el RAE cuando consultamos el significado de comunicar. Comunicamos a cada instante. No sólo cuando hablamos. Comunicamos cuando andamos, cuando movemos las manos, con los gestos de la cara, con nuestra forma de vestir... No paramos de emitir mensajes. Lo que a menudo ocurre es que olvidamos esto, y en más de una ocasión descuidamos nuestra forma de transmitir mensajes: usamos un lenguaje poco cuidado, pensamos poco lo que decimos, nos movemos nerviosos, nos dejamos vencer por la inseguridad. O lo que es lo mismo, pasamos un mal rato cuando queremos transmitir alguna idea, y si hay más de dos personas delante, la cosa se complica aún más.

Seguro que todos tenemos en la cabeza ejemplos de personas que saben comunicar y alguno que otro más de personas que podrían mejorar sustancialmente su comunicación. ¿Han nacido los primeros tocados por la barita de algún hada madrina, y los segundos castigados por un dios malévolo? Casi seguro que no. Pero es muy posible que los primeros tengan algo que los segundos no tienen. La certeza de lo importante que es saber transmitir a los demás lo que uno tiene. Hacerles partícipes. Compartir con ellos. Cuando comunicamos bien atraemos la atención de los demás. Cuando fallamos, no captamos la atención ni de nuestra propia madre.

Comunicar = Compartir = Conectar = Humildad = Honestidad

sábado, 19 de mayo de 2012

La (NO)cultura de la queja


Hay que ver qué mal va todo. La culpa la tienen esa panda de políticos que sólo piensan en enriquecerse, se olvidan del bien común y sólo piensan en su propio beneficio. ¿Y los banqueros? ¡Ay, madre! De esos mejor ni hablamos. Menuda panda de sinvergüenzas, que han llevado al país a la ruina... y bla, bla, bla. Y si seguimos con los mercados... ¡qué barbaridad! No tengo muy claro lo que son o lo que dicen que son, pero son unos auténticos demonios. Y si sumamos a lo anterior al ogro de las farmacéuticas, ¿para qué queremos más? Todos los malvados del mundo, como si de un cómic se tratara, retratados en un sólo párrafo. 

¡Me canso! Es sólo un párrafo y acabo agotado después de escribirlo. ¿En qué espacio de la nube anterior estoy yo? ¿Dónde queda cada uno de nosotros en esa maraña de tópicos poco rigurosos? ¿Quién ve algún atisbo de solución en el párrafo anterior? ¿Dónde están las propuestas? ¿Dónde las alternativas? Yo no las veo. Y lo peor de todo es que tampoco las veo en las pancartas de las manifestaciones, ni en las declaraciones públicas de muchos, ni en las privadas de otros pocos. 

Es posible que esto suceda porque lo más cómodo es buscar siempre el enemigo fuera, como algo ajeno completamente a nosotros, único reducto de pureza y saber hacer. Lo difícil, lo que requiere más dosis de preparación, reflexión y esfuerzo, es analizar los problemas con mayor detenimiento, y con más sentido de la responsabilidad individual y colectiva. Lo demás son eslóganes que no nos llevan más allá.

El cambio empieza por uno mismo y requiere un elevado grado de autoexigencia. El resto, son excusas.

Como dijo Gandhi, "sé el cambio que quieras ver en el mundo": una forma activa de intentar mejorar las cosas.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Re-programarnos


Ahondo un poco más en la idea del optimismo. Creo que fue Serrat el que dijo hace un tiempo que lo importante no es lo que nos pasa, sino la lectura que de ello hacemos. Estoy muy de acuerdo con esta idea. Una buena forma de ayudarnos a nosotros mismos en determinados momentos es buscar lo que de positivo hay en una situación. ¿De qué me servirá? ¿Qué voy a aprender de esto? ¿En qué me puede mejorar? ¿Qué nuevas perspectivas me ofrece? Y todas aquellas preguntas que queramos añadir y que nos faciliten entender la situación y sacarle el máximo partido posible, o lo que para mi es lo mismo, obtener todas las enseñanzas posibles que me permitan crecer como persona.

Esto no es nada fácil, desde luego, y requiere una buena dosis de auto-exigencia. Pero como casi siempre, la alternativa más sencilla en estos casos, la queja, las excusas, el pensar que el mundo ve en nosotros un objetivo al que molestar... no es nada constructiva. Eso sí, nos puede servir para eludir responsabilidades y no hacer nada. 

Lo primero nos lleva a la acción, lo segundo al inmovilismo y a pensar que las riendas de nuestra vida son llevadas por otros.


domingo, 6 de mayo de 2012

Más que fútbol


Ayer fue el último partido de Pep delante de la afición del Camp Nou. Era emocionante ver cómo aficionados y jugadores agradecían al entrenador el esfuerzo y los resultados obtenidos en estas cuatro temporadas al frente del primer equipo.

Dejando de lado los motivos que expuso para justificar esta decisión y que no puedo sino respetar, me quedo con lo que durante estas cuatro temporadas he aprendido de un estilo que para mi es referente:

  • Que no hay que renunciar a un estilo propio para conseguir un objetivo.
  • Que los valores están por delante de los resultados. 
  • Que los éxitos pueden ir perfectamente de la mano del trabajo bien hecho, del respeto y la humildad.
  • Que el estilo reflexivo, sereno y sin aspavientos es mejor camino para conseguir objetivos.
  • Que es mucho más provechoso y enriquecedor buscar cómo mejorar en lugar de cómo buscar excusas.
  • Que no sólo basta con ser los mejores a nivel individual sino que el poder del colectivo con un objetivo común permite conseguir metas mayores.
  • Que de las derrotas se extraen también beneficiosas lecciones que nos preparan mejor para afrontar las victorias de mañana.
  • Que cuando todo esto no se olvida, son pocos los que pueden recriminar alguna cosa.


En sólo cuatro años Guardiola ha conseguido que la afición identifique como propio un proyecto deportivo que va más allá de conseguir títulos, y que no olvida que no sólo basta con ganar, sino que hay que aportar algo más, algo que nos ayude a ser un poco mejores y que veamos como propios los éxitos de un equipo que sin lugar a dudas, es más que un club. 

Por todo esto y algo más... ¡gràcies Pep!

lunes, 30 de abril de 2012

Atrévete

Recibir sólo inputs negativos sólo nos desanima. O al menos a mi me ocurre. Además en la mayor parte de las ocasiones los utilizamos como excusas para justificarnos a nosotros mismos ante el miedo a equivocarnos. Sin embargo si miramos a nuestro alrededor y más allá de los periódicos o las noticias de la TV, vemos que no sólo hay muestras de que todo va mal, sino que en la misma situación hay gente que se esfuerza por sacar adelante un proyecto o una idea. Ante unas circunstancias parecidas se puede optar por elegir caminos que nos llevan a resultados bien diferentes. Y somos nosotros los que elegidos dar un paso u otro. 

El siguiente vídeo (que aparece en el programa Singulars en el que entrevistan a Xavier Verdaguer) resumen muy bien esta idea: A veces es tan sencillo como atreverse.


sábado, 28 de abril de 2012

Sobre el optimismo

 
Hace unos días en una conversación surgió el tema del optimismo como valor absoluto. Para mi, más allá del debate filosófico que pueda haber detrás de esto, el optimismo es una herramienta. Es algo que reside en nuestro interior y que nos permite sobreponernos a las situaciones difíciles con esperanza y determinación, en el que las expectativas de que las cosas se solucionarán a pesar de todo ganan terreno al derrotismo y al desánimo.

Por supuesto que sólo pensar que los problemas se solucionaran no nos conduce a nada si esto no va acompañado de una dosis equivalente de trabajo, esfuerzo y determinación. Pero lo que subyace en el fondo de una actitud optimista frente a la adversidad es eso: el convencimiento firme de que vencemos a las adversidades y no sólo eso, sino que extraemos enseñanzas durante el proceso.

Así que sin subestimar la importancia de conocer la realidad que envuelve a una situación, de nosotros depende elegir las herramientas que vamos a usar para hacer que lo que ocurra, nos mejore y nos ayude a crecer como personas. 

Yo lo tengo claro, una de ellas es el optimismo.

" Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad. "
W. Churchill

" El optimista tiene siempre un proyecto; el pesimista, una excusa. " 

viernes, 6 de abril de 2012

¿Es esta la manera?


Dos artículos sirven como ejemplo para poner de manifiesto cómo a veces un objetivo claro como la reducción del déficit público puede tener un camino que a mi me parece del todo equivocado.

En el primero de ellos, César Molinas pone de manifiesto la incongruencia que supone no parar de llenarnos la boca con el cambio de modelo económico que necesita nuestro país, y acabar reduciendo un 25% (35% acumulado en los últimos tres años) el gasto en investigación y desarrollo. Cuando la clave para que este cambio de modelo se produzca pasa por el desarrollo del capital humano, parece que una vez más vamos por el camino equivocado.

El segundo, además de incidir en lo anterior, también señala el error que supone reducir en un 34% la partida destinada a formación profesional para el empleo, lo que contribuye a acrecentar las diferencias con el resto de países de nuestro entorno y lo que es peor, a perjudicar claramente a aquellos desempleados que más necesidad de reciclaje y formación tienen.

Ajustar el gasto a la situación real de nuestras finanzas es necesario, pero hacerlo a costa de factores que inciden directamente en nuestra competitividad futura y en nuestro capital humano es un claro error que nos aleja más de la senda de un nuevo modelo de crecimiento y que nos encasilla más en lo que de momento no hemos dejado de ser. 

En fin, sostenerla y no enmendarla.