sábado, 18 de junio de 2011

Manual del perfecto idiota

Hace bastantes meses que sólo tengo 4 puntos en el carnet de conducir (el exceso de velocidad). Hace unas semanas que una conversación con Pili me hico ver que ya era hora de hacer un curso de recuperación de puntos.

Hace sólo unas horas que me preguntaba qué podía yo aprender en una tarde en la que durante seis horas se iban a dedicar a lavarme el cerebro. Mi ego y mi arrogancia estaban tan hinchados que ocupaban buena parte de mi cerebro.

Y como en más de una ocasión no podía estar más equivocado.

Las seis horas de esta tarde han sido de lo más provechosas. He recordado que en bastantes ocasiones nos dejamos llevar por una serie de factores de riesgo que nos ponen en peligro a nosotros mismos y a los demás. Y detrás de ellos siempre está nuestro ego. Nos dejamos llevar por una falsa sensación de seguridad, de autocontrol, de falta de sentido de común, de nulo respeto por los demás, sin considerar las consecuencias de nuestros actos, sin tener en cuenta el mal que podemos causar...

Lo de hoy es un nuevo ejemplo de cómo en ocasiones nos transformamos. A veces cuando estamos al volante, otras cuando creemos que hablamos de un tema que conocemos en profundidad y menospreciamos la opinión de los demás, otras cuando nuestros prejuicios bloquean nuestro entendimiento, otras cuando no somos conscientes de las consecuencias de nuestras acciones o de nuestras palabras.

Si algo he aprendido hoy es que soy un perfecto idiota con una cabeza todavía demasiado llena de prejuicios e ideas preconcebidas.

Intento luchar cada día contra este ego que en más ocasiones de las que me gustaría me vence, aunque a veces parece que se me olvide.

Gracias a Manu (el profe de hoy) por una clase impactante y necesaria. Mañana volveré con ganas de seguir aprendiendo cómo cambiar actitudes negativas al volante y con la intención de poder extrapolarlas a otros ámbitos de la vida.

Os dejo un vídeo de una campaña de tráfico australiana, que con gran crudeza pone de manifiesto cómo nos dejamos engañar por la falsa sensación de que a mi nunca me podrá pasar.




2 comentarios:

  1. ¡Echa el freno, Madaleno! O como dirían en Australia... Press the brake, Mandrake!

    ResponderEliminar
  2. Y es que siempre encuentras el lado positivo en todo! me encanta, sigue así!

    ResponderEliminar