sábado, 19 de mayo de 2012

La (NO)cultura de la queja


Hay que ver qué mal va todo. La culpa la tienen esa panda de políticos que sólo piensan en enriquecerse, se olvidan del bien común y sólo piensan en su propio beneficio. ¿Y los banqueros? ¡Ay, madre! De esos mejor ni hablamos. Menuda panda de sinvergüenzas, que han llevado al país a la ruina... y bla, bla, bla. Y si seguimos con los mercados... ¡qué barbaridad! No tengo muy claro lo que son o lo que dicen que son, pero son unos auténticos demonios. Y si sumamos a lo anterior al ogro de las farmacéuticas, ¿para qué queremos más? Todos los malvados del mundo, como si de un cómic se tratara, retratados en un sólo párrafo. 

¡Me canso! Es sólo un párrafo y acabo agotado después de escribirlo. ¿En qué espacio de la nube anterior estoy yo? ¿Dónde queda cada uno de nosotros en esa maraña de tópicos poco rigurosos? ¿Quién ve algún atisbo de solución en el párrafo anterior? ¿Dónde están las propuestas? ¿Dónde las alternativas? Yo no las veo. Y lo peor de todo es que tampoco las veo en las pancartas de las manifestaciones, ni en las declaraciones públicas de muchos, ni en las privadas de otros pocos. 

Es posible que esto suceda porque lo más cómodo es buscar siempre el enemigo fuera, como algo ajeno completamente a nosotros, único reducto de pureza y saber hacer. Lo difícil, lo que requiere más dosis de preparación, reflexión y esfuerzo, es analizar los problemas con mayor detenimiento, y con más sentido de la responsabilidad individual y colectiva. Lo demás son eslóganes que no nos llevan más allá.

El cambio empieza por uno mismo y requiere un elevado grado de autoexigencia. El resto, son excusas.

Como dijo Gandhi, "sé el cambio que quieras ver en el mundo": una forma activa de intentar mejorar las cosas.

2 comentarios:

  1. Si no estás de acuerdo con el sistema, tienes cuatro opciones:

    1- no quejarte y no cambiar tú
    2- quejarte y no cambiar tú (la opción de la que hablas en el post)
    3- no quejarte y cambiar tú
    4- quejarte y cambiar tú

    Para mí, la 2 y la 3 no son malas (es mucho peor la 1). Cambiar tú está muy bien, pero mostrar tu descontento a los que tienen la paella por el mango también lo está.

    Por supuesto, la mejor es la 4. En mi caso, aunque no cambio todo lo que podría/debería, hago pequeños gestos:

    - No pago con tarjeta para que los grandes bancos no se lleven ni un céntimo de comisión.
    - No invierto en productos que den dinero a los bancos no éticos.
    - Tengo gran parte de mi (exiguo) capital en una banca ética (Triodos)
    - No voto a los partidos mayoritarios
    - Intento evitar caer en el consumismo voraz, e intento no comprar "a tontas y a locas"
    - Intento comprar en tiendas pequeñas antes que en grandes almacenes...
    - ...y otros cambios minúsculos para el sistema, pero importantes para mí.

    Y sí, también me quejo.

    Y muchos de los que se quejan (no todos, lamentablemente), también aportan su granito de arena al cambio.

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  2. En efecto, todos tenemos derecho a la queja. Lo interesante es no quedarnos sólo en eso. La idea que pretendo transmitir en el blog es la de ser más activos, y serlo desde una perspectiva más constructiva. No podemos conformarnos con quejarnos y exigir a los demás aquello que no somos capaces de exigirnos a nosotros mismos. Creo que este es el punto importante. Es muy fácil exigir y muy duro exigirnos a nosotros mismos en la misma medida. A esto me refiero.

    Somos una sociedad poco exigente consigo misma, y este es un aspecto importante que explica buena parte de lo que nos pasa.

    Gracias de nuevo por tus comentarios.

    Un abrazo!

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