Francis Bacon ya dijo en el s. XVIII: "Cuando ha adoptado una opinión, el entendimiento humano se apoya en todo lo demás para corroborarlo".
O sea, que ya hace trescientos años, el bueno de Francis era plenamente consciente de algo que hoy en día está muy en boga en disciplinas como la economía conductual. Actuamos con cegera ante aquellos hechos que contradicen nuestras decisiones (sobre todo las más complejas) y sólo vemos y procesamos la información que las refuerza.
Esto puede explicar que los inversores (o creyentes) de NuevaRumasa, obviaran todas las señales que indicaban el elevado riesgo de su decisión, y que como urracas sólo se sintiesen atraídos por el brillo de intereses muy superiores a los del resto del mercado.
En definitiva, nuevamente nos dejamos llevar por nuestros prejuicios tan arraigados en cada uno de nosotros, corriendo el riesgo de convertir nuestras percepciones en realidad.
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