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Descifrar nuestras emociones y las de los demás.
Parece algo sencillo, pero no hacerlo es una fuente de sufrimiento y enfrentamiento con aquellos que comparten su vida con nosotros.
La educación que hemos recibido en nuestra época escolar y en la mayor parte de los ámbitos de nuestras vidas, no ha favorecido precisamente el conocimiento de nuestras emociones y su correcta gestión, casi más bien al contrario. Tenemos tendencia a ocultar cómo nos sentimos, y lo peor de esto es que en más de una ocasión nos engañamos incluso a nosotros mismos. O eso creemos.
El psicólogo Csikszentmihalyi, realizó hace algunas décadas, un experimento en el que de forma aleatoria y durante algunas veces al día, hacía apuntar a un grupo de voluntarios cómo se encontraban en un momento determinado del día y qué estaban haciendo. Como ejercicio puede resultar interesante, y a nivel individual nos puede ayudar a tener un mapa semanal (por ejemplo) de nuestro estado.
Una buena manera, tal vez, de dedicarnos la atención que merecemos y el tiempo necesario para reflexionar sobre cómo nos sentimos.
Gracias Rafa por la sugerencia de insertar imágenes en los post.
¡De nada, guapo!
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